70 años de genocidio contra el pueblo palestino

¡Aplastar al Estado Sionista de Israel mediante la Revolución Obrera!

¡Por una  República Obrera árabe/hebrea parte de una Federación Socialista del Medio Oriente!

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Las Fuerzas armadas de Israel lanzan gas lacrimógeno y disparan a palestinos durante la Gran Marcha del Retorno. Foto: Atef Safadi/AFP.

Miles de palestinos se han movilizado desde el viernes 30 de marzo en torno al Día de la Tierra Palestina, en conmemoración de la Huelga General convocada en 1976 contra la ocupación israelí que dejó un saldo de seis personas asesinadas a manos de los genocidas sionistas. En la Gran Marcha del Retorno, como han llamado a la manifestación del 30 de marzo, el pueblo palestino exige reconocer el derecho de los refugiados de regresar a las tierras de las que han sido despojados. Los manifestantes se concentraron en la Franja de Gaza, en donde permanecerán acampando hasta el 15 de mayo, día en que el Estado Judío de Israel proclamó su creación y en que dio inicio el genocidio, y el éxodo forzoso, al que ha sido sometido el pueblo palestino por los sionistas respaldados por el brutal imperialismo estadounidense.

El asesino ejército sionista llevó a cabo todo un despliegue militar a lo largo de la frontera con Gaza, envió tanques y francotiradores, y amenazó con disparar y asesinar a toda persona que intentara traspasar la valla fronteriza. No tardaron en reprimir a los manifestantes, quienes fueron atacados por drones, mediante los cuales fueron lanzados gases lacrimógenos, por balas de goma, y, aunque los palestinos no representaban ninguna amenaza, el brazo armado del sádico Estado sionista abrió fuego en su contra. Tan sólo en la primera jornada de la Gran Marcha del Retorno, el viernes 30 de abril, fueron asesinados 17 civiles palestinos y mil 400 fueron heridos de bala.

El viernes 6 de abril se llevó a cabo la segunda jornada de la Gran Marcha del Retorno, y el ejército de Israel realizó un nuevo despliegue de cientos de francotiradores que, nuevamente, desataron la represión dejando al menos 9 muertos y más de 800 heridos. Tras la brutal represión, el Ministro de Defensa de Israel, Avigdor Lieberman, dijo que “no hay gente inocente en la Franja de Gaza” y que todos los palestinos tienen relación con el Movimiento de Resistencia Islámico (Hamás), que incluso los periodistas que cubren la Gran Marcha del Retorno, así como los médicos, todos, son miembros de Hamás. No hay argumento más absurdo, pero es claro que únicamente quieren un pretexto para continuar con el atroz genocidio de los palestinos. El mismo día de tan aberrante declaración, circuló en redes sociales, y en la web en general, una fotografía que representa lo más asqueroso y grotesco del sionismo, la fotografía muestra a un grupo de jóvenes sentados en una torre en la frontera con Gaza observando y disfrutando cómo el ejército de Israel disparaba a los manifestantes palestinos, tal como si estuvieran en el cine.

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Manifestante palestino es herido de bala durante la Gran Marcha del Retorno por francotiradores sionistas. Foto: Mohammed Abed/AFP.

Bajo este contexto de brutal represión, la Organización para la Liberación de Palestina (OLP), una organización nacionalista burguesa políticamente quebrada, denunció que cerca de 5 mil 700 viviendas, con capacidad para 20 mil israelíes, están siendo construidas en la zona ocupada de Cisjordania, a las afueras de la localidad de Wadi Fukin, al suroeste de Belén. Esto muestra cuán respaldados se sienten por su aliado, el gobierno estadounidense, quien en diciembre pasado reconoció la ciudad de Jerusalén (Al- Quds) como la capital de Israel, ciudad que ha sido disputada tanto por palestinos como por israelíes (ver «¡Defender al Pueblo Palestino!«, Tribuna Obrera No. 2, Enero-Febrero 2018). El nuevo asentamiento ilegal ha sido rechazado por la “comunidad internacional”, rechazo que no va más allá de meros señalamientos estériles. Por ejemplo, a finales de 2016, el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas (CSNU) resolvió aprobar una de sus tantas resoluciones, en la que “exigen” a Israel el “cese inmediato y completo de todas las actividades de asentamientos en el territorio palestino ocupado, incluyendo Jerusalén Oriental” y señalan que el establecimiento de dichos asentamientos “no tiene validez legal y constituye una flagrante violación al derecho internacional”. La Organización de las Naciones Unidas (ONU) no es más que quien da legitimidad a las acciones de los países imperialistas, principalmente Estados Unidos y sus aliados. Todas las resoluciones que emanan de la ONU son simples simulaciones que sólo crean falsas ilusiones de “paz” alrededor del mundo. Sus resoluciones impresas pueden ser utilizadas como papel higiénico. Karl Marx señaló que “entre derechos iguales, la fuerza decide”, de eso se trata el “derecho internacional”, e Israel tiene la fuerza, así como el armamento, para continuar su arremetida contra el pueblo palestino. El gobierno de Estados Unidos, su “buen aliado” en Occidente, otorga al gobierno sionista de Israel alrededor de $3 mil millones de dólares anuales para fines militares, y en múltiples ocasiones han señalado que lo consideran necesario porque Israel tiene “derecho a defenderse”.

La jornada de la Gran Marcha del Retorno se ha repetido cada viernes desde el 30 de marzo, y en la del 20 de abril hubo 4 palestinos asesinados, entre ellos un menor de edad, y más de 700 palestinos heridos. Desde que inició la marcha y el campamento han sido asesinados 36 palestinos, y hay más de 4 mil heridos (mil 700 de ellos fueron heridos de bala). La organización humanitaria Médicos Sin Fronteras señala que, como consecuencia de las heridas de bala, la mayoría de las víctimas ahora padecen “discapacidades físicas graves y permanentes” (Democracy Now). Además, el 18 de abril, Israel dio la orden de bombardear el barrio de Al-Jazza en la ciudad de Khan Yunis, al sur de la Franja de Gaza, en la que fue víctima una escuela. Las acciones criminales del Estado de Israel contra el pueblo palestino superan en bestialidad a las que cometieron los colonizadores bajo el apartheid, y la que ejerce cualquier gobierno en contra de civiles desarmados, sólo teniendo comparación con las acciones genocidas de los nazis.

Es evidente la urgente necesidad de movilizar todo el poder de la clase obrera internacional para evitar que esta masacre indiscriminada contra el pueblo palestino continúe. Una revolución socialista en países aledaños llevaría a que la clase obrera israelí quebrara desde adentro el “orden” de la dictadura sionista. Además, los trabajadores palestinos e israelíes deben reconocer que sus diferencias étnicas y religiosas son totalmente irrelevantes en la lucha de clases, su enemigo principal son sus propios explotadores, es por ello que nos pronunciamos por la creación de una República Obrera Árabe/Hebrea parte de una federación socialista del Medio Oriente.

Mientras no exista un genuino partido trotskista que, dirigido por la vanguardia del proletariado y armado con el programa de la Revolución Permanente, conduzca a explotados y oprimidos hacia la lucha por la revolución socialista, las disputas religiosas y étnicas continuarán entre estos dos países. Por ello, forjar tal partido es la tarea principal del Grupo Obrero Comunista.